Algas marinas en cianotipia de la bióloga Helena Cruz de Carvalho

02.12.2024

La cianotipia es una de las formas más antiguas de fotografía y se presta como ninguna otra a retratar la vida maravillosa del océano en todo su esplendor. Con impresiones casi sobrenaturales de diatomeas, cocolitóforos, radiolarios y dinoflagelados, Helena Cruz de Carvalho da vida a estas partículas misteriosas del mar. La filigrana de estos organismos se destaca sutilmente sobre el fondo azul prusiano del océano – ¿o es el espacio? – el «color cian» que aparece cuando la obra se expone a la luz. Esta polinización cruzada entre ciencia y arte eleva a ambas a una dimensión superior, donde lo sublime de la ciencia cristaliza en formas con las que los artistas sólo sueñan. 

Texto: Kathelijne Bonne. Imagenes: Helena Cruz de Carvalho (copyright: Helena cc. / ADAGP). Edición en español: Silvia Zuleta Romano.

«Mi trabajo se basa en el mundo natural, dice Helena, materializando la belleza de lo intangible y difuminando las líneas que separan la realidad, el sueño, la imaginación y las sombras interiores.»

Estas pequeñas criaturas, las algas marinas, son omnipresentes. Están presentes en cada gota del océano. Aunque invisibles al ojo humano, constituyen la mayor biomasa del océano, ¡dos tercios del mismo! Están en la base de la red alimentaria del océano y contribuyen a cerca del 50% de la fotosíntesis mundial, absorbiendo dióxido de carbono en el proceso y manteniendo nuestro planeta habitable. Este «fitoplancton», como se le llama colectivamente, deambula pasivamente. Como sugiere su nombre griego, φυτόν (phuton) 'planta' y πλαγκτός (planktos), 'errante', no nada ni se mueve de forma autónoma, sino que se desplaza a la deriva por las corrientes, en enjambres de miles de millones. "Adrift", a la deriva, es el nombre de la colección de cianotipias de fitoplancton de Helena Cruz de Carvalho, algunas de las cuales se muestran aquí.

"Hope stays", una diatomea: Coscinodiscus perforatus (Helena cc. / ADAGP).
"Hope stays", una diatomea: Coscinodiscus perforatus (Helena cc. / ADAGP).
Helena con una diatomea junto al mar.
Helena con una diatomea junto al mar.

ADN, dogma y diatomeas

En el marco de su trabajo como bióloga en el Instituto de Biología de la École Normale Supérieure de la Universidad PSL de París, Helena investiga los modos en que tanto las plantas como el fitoplancton responden al cambio ambiental a nivel celular: cómo se adaptan al estrés, a las fluctuaciones de temperatura, salinidad, concentración de nutrientes y otros factores relacionados en última instancia con el cambio climático. Para ello se fija en cómo actúa el material genético. No sólo el ADN desempeña un papel, sino que piezas de ARN no codificante también parecen ser cruciales en cómo se dirigen los procesos celulares. Esto trasciende los límites del "dogma central de la biología molecular", que prescribe que la transferencia de información fluye en una sola dirección, del ADN al ARN y a la proteína. Pero más allá de dogmas y prescripciones, el fitoplancton marino desempeña de todos modos una función reguladora del clima de una importancia inconmensurable. Por eso es fundamental la investigación de Helena, centrada en la respuesta de las diatomeas a los nutrientes.

Las diatomeas son microalgas unicelulares que incorporan sílice en sus paredes celulares, creando intrincadas «frústulas», cuya forma ha fascinado a los estudiosos durante siglos. Son excelentes indicadores medioambientales: el estudio de las diatomeas fósiles en las rocas revela información sobre las fluctuaciones climáticas a lo largo del tiempo geológico. Las diatomeas prefieren las aguas frías y viven cerca de la superficie, ya que necesitan luz para realizar la fotosíntesis. La biomasa total de diatomeas puede ser responsable de cerca del 20 por ciento de la producción de oxígeno de la Tierra, lo que las convierte en las formas de vida más importantes presentes en el océano (¿o en la Tierra?) en la actualidad.

"Sol flotante", una diatomea: Planktoniella sol (Helena cc. / ADAGP).
"Sol flotante", una diatomea: Planktoniella sol (Helena cc. / ADAGP).
"One day she flew away", una diatomea: Fragilaria sp (Helena cc. / ADAGP).
"One day she flew away", una diatomea: Fragilaria sp (Helena cc. / ADAGP).

Azul prusiano

A través de un microscopio electrónico de barrido, estas partículas anónimas del mar se engrandecen en todo su esplendor matemático, mostrando una belleza geométrica que de otro modo permanecería desconocida. Aunque las imágenes microscópicas en bruto son intrigantes, Helena seleccionó los mejores especímenes para procesarles en cianotipia, infundiéndoles una cualidad etérea e intemporal, a la vez nostálgica e futurística.

"Supernova", un radiolario: Actinomma trinacrium (Helena cc. / ADAGP).
"Supernova", un radiolario: Actinomma trinacrium (Helena cc. / ADAGP).

La técnica de la cianotipia no requiere cámara fotográfica. Se aplica una mezcla de dos sales de hierro sensibles a la luz sobre una superficie, por ejemplo, sobre papel de acuarela. Sobre ella se colocan objetos semitranslúcidos, como flores, o negativos de fotografías. Tras la exposición a la luz ultravioleta, en la zona descubierta o transparente reacciona aparece un hermoso color azul prusiano, mientras que la zona cubierta permanece blanca. Las impresiones de cianotipia más conocidas son las de flores y algas (macroscópicas) del mar.

Pioneros

La cianotipia fue inventada en el siglo XIX por Sir John Herschel (1792-1871), hijo de William Herschel, músico alemán que se convirtió en astrónomo y construyó él solo el mayor telescopio de la historia (hasta entonces). Su hijo John experimentó con la luz y consiguió «capturar» luz ultravioleta invisible para el ojo humano, lo que dio lugar, entre otras cosas, a la técnica de la cianotipia en 1842. También inventó la palabra fotografía. Pero fue Anna Atkins, nacida en 1799 – el mismo año en que nació la «cazadora de fósiles» Mary Anning –, quien elevó la cianotipia a la categoría de arte. Fue la primera en producir libros ilustrados con fotografías, entre ellos: Photographs of British Algae: Cyanotype Impressions, que muestra bellas impresiones de algas marinas. 

La fascinación por las algas marinas estaba en pleno apogeo en el siglo XIX, y otros amantes de la naturaleza les dieron vida a través del arte. El alemán Adolf Schmidt (1812-1899) creó un atlas con etéreas ilustraciones de diatomeas con el que hizo una importante aportación a la ciencia (Atlas der Diatomaceenunde, 1890). Impulsado por la misma búsqueda de la belleza, el biólogo y artista Ernst Haeckel creó ilustraciones sin parangón de la naturaleza, y especialmente de organismos marinos (1834-1919), publicadas en su obra Kunstformen der Natur (formas artísticas de la naturaleza).

Helena Cruz de Carvalho sigue los pasos de estos pioneros y, utilizando técnicas modernas, ha alcanzado nuevos horizontes para la cianotipia.

"Sad day for Triton", un dinoflagelado: Neoceratium sp. (Helena cc. / ADAGP).
"Sad day for Triton", un dinoflagelado: Neoceratium sp. (Helena cc. / ADAGP).

Cal, coral y clima

Los cocolitóforos son, con diferencia, el tipo de fitoplancton productor de cal (tiza) más abundante. A diferencia de las diatomeas y los radiolarios, que están compuestos de sílice, los cocolitóforos y otros organismos como los dinoflagelados y los foraminíferos están formados por tiza. Y de este mismo material, cal de origen orgánico, surgió el mármol blanco que acabó en manos de Miguel Ángel.

La cal (o la caliza) es extremadamente sensible a la acidez. El agua ácida disuelve la cal, lo que implica que, si el pH del océano desciende por debajo de cierto umbral, estas algas – y más famosamente, los arrecifes de coral – se desintegran y dejan de existir. Dado que el fitoplancton calcáreo y, sobre todo, los cocolitóforos son productores primarios que regulan el clima y están en la base de la red trófica oceánica, los humanos haríamos bien en evitar la acidificación del océano. Es una muy buena razón para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Los cocolitóforos parecen bolitas cubiertas de placas calcáreas. Han sido tan abundantes que sus restos calcáreos son las unidades de construcción de gruesas capas rocosas. Entre otros, los famosos afloramientos calcáreos de los Acantilados Blancos de Dover están formados por innumerables plaquetas de cocolitóforos que una vez fueron a la deriva en el Mar de Tethys

Albión, como se llamaba a veces Gran Bretaña, debe su nombre al blanco resplandeciente de estos acantilados y, sin que lo supieran sus nombradores, es un homenaje a las placas de calcita de los cocolitóforos.

O ¿son estas placas los escudos de Orión?

Escudos de Orión, "Shields of Orion", un coccolitóforo: Emiliana huxleyi (Helena cc. / ADAGP).
Escudos de Orión, "Shields of Orion", un coccolitóforo: Emiliana huxleyi (Helena cc. / ADAGP).

¿Arte para la Tierra?

Mientras reflexiono sobre los cianotipos de algas marinas de Helena, me pregunto qué asociaciones evocan. ¿Se parecen a juguetes para niños, instrumentos musicales, piezas de joyería, naves espaciales, microbios o flores alienígenas? Es difícil saberlo. Lo único que sé es que poseen una belleza inspiradora y que nuestra existencia humana está entrelazada con la suya.

"Tired not broken", un radiolario: Collosphaera tuberosa (Helena cc. / ADAGP).
"Tired not broken", un radiolario: Collosphaera tuberosa (Helena cc. / ADAGP).

La obra de Helena no sólo revela la belleza de criaturas unicelulares desconocidas que son parte integrante de este mundo y han existido millones, si no miles de millones de años. Y más que ser parte del mundo, ellos hacen el mundo tal como lo conocemos. Este legado artístico de Helena puede ayudar a despertar una conciencia colectiva más profunda. Al igual que los artistas en guerra han hecho un llamamiento a la humanidad a través de la pintura y la música, este tipo de arte ambiental puede apelar a la razón en tiempos de cambio climático.

Allí donde fallan las palabras y se ignoran los informes científicos, ¿puede salvarnos la belleza?

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Pagina de Helena Cruz de Carvalho: https://www.helenacruzdecarvalho.com/

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Como escribir sobre el clima y las catástrofes a veces desanima, prefiero centrarme en lo maravilloso y fascinante, las cosas que me dan energía. Así que lean mi artículo sobre el supercontinente Gondwana y la Tierra Bola de Nieve, o sobre el último eclipse solar y lo que provoca en la gente, sobre la astronomía de aficionados y cómo no hace falta ser un especialista para entender las estrellas (ahí leerán sobre Wilhelm Herschel y su hermana menos conocida Caroline Herschel). Mi pequeño momento con Jane Goodall también fue esperanzador, y en el artículo sobre los volcanes de Europa descubrirá unos cuantos gigantes ocultos. Deténgase en el mármol Carrara del Jurásico y Miguel Ángel, el fósforo y el origen de la vida o los mundos de Narnia. O echa un vistazo a mis dibujos, pinturas y otros destellos de mi mente en mi otra página.

Kathelijne: Como amante de la naturaleza y científica de la Tierra, me intriga cómo interactúan la vida, el aire, el suelo, las rocas, el océano y las sociedades en escalas de tiempo geológicas y humanas.

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Fuentes

Maria Popova, Marginalian, 2015, Stunning Cyanotypes of Sea Algae by the Self-Taught Victorian Botanist Anna Atkins, the First Woman Photographer and a Pioneer of Scientific Illustration.

Andrea Wulf, 2015, The Invention of Nature: The Adventures of Alexander von Humboldt, the Lost Hero of Science.

Denis Noble, The Music of Life: Biology beyond the Genome (Oxford, 2006; online edn, Oxford Academic, 31 Oct. 2023), https://doi.org/10.1093/oso/9780199295739.001.0001, accessed 13 Nov. 2024.

Public Domain Review, 2021, Collections, Adolf Schmidt's Atlas der Diatomaceenkunde (1890).

Public Domain Review, 2015, Collections, Cyanotypes of British Algae by Anna Atkins (1843).

Varias paginas Wikipedia.