Astronomía de aficionados: un viaje desde los cráteres de la Luna hasta más allá de la Vía Láctea
No sólo el Hubble y el James Webb hacen imágenes estupendas de las maravillas del universo. En todo el mundo, astrónomos aficionados y ciudadanos científicos apuntan hacia el cielo nocturno con sus telescopios privados en sus jardines o balcones. Como los astrónomos de siglos anteriores, contemplan el firmamento con el mismo asombro, pero con instrumentos mejorados y controlados por ordenador, en busca de planetas, cometas, estrellas, nebulosas y galaxias. A menudo, sus descubrimientos suponen importantes aportaciones a la ciencia. Este artículo muestra algunas imágenes del archivo de mi tío Johan Bonne, que observa el cielo nocturno desde Amberes en Bélgica y, a veces, desde Francia.
Texto: Kathelijne Bonne. Fotos: Johan Bonne. Edición española: Silvia Zuleta Romano.
La noche del 21 de junio de 1969, el joven Johan se levantó de la cama para encender el televisor y ver a Neil Armstrong descendiendo la escalerilla del módulo de aterrizaje lunar, haciendo historia como el primer hombre en llegar a la Luna. Johan era entonces uno de los millones de telespectadores de todas las edades que en todo el mundo estaban embrujados por la astronomía y los viajes espaciales.
Más de medio siglo después, la noche del 13 de agosto de este verano, bajé en bici junto a mi hermana Helena a la zona natural y más oscura, del río Durme para contemplar estrellas fugaces. Incluso bajo un típico cielo brumoso y sobre-iluminado de la Waasland donde nací, los rayos de luz de las Perseidas, los restos ardientes de un antiguo meteoro, eran fáciles de ver. Poco después, nos reunimos con el tío Johan para ver sus fotos espaciales caseras y aprender más sobre la astrofotografía. La idea de que esas imágenes se tomaran con nada menos que el espacio-tiempo curvado entre un ojo humano y un cuerpo celeste lejano e insondable, sin intervención de las agencias espaciales, es bastante asombrosa. Gracias a la astrofotografía ciudadana, esas distancias parecen un poco más cortas y los astros un poco más cercanos.
Johan me dio unas de sus fotos para publicar aquí, empezando por la Luna.
Tycho, Kepler y el Monolito
169 años después de la primera fotografía de la Luna, tomada por John Adams Wipple en 1852, Johan tomó la foto que aparece a continuación. En ella se ve el pálido cráter Tycho, una de las formas de relieve más llamativas de la Luna, que llamó brevemente la atención en 1968 en plena carrera espacial: En la película de culto 2001: A Space Odyssey, un icónico "monolito" estaba enterrado en este cráter.
El cráter Tycho tiene un diámetro de 85 km y una profundidad de 4.850 metros; para quien pasee por allí, el relieve debe de ser realmente alucinante. El cráter se creó por el impacto de un gran meteorito, que arrastró escombros rocosos hacia todos los lados, creando los rayos blancos, algunos de los cuales llegan hasta el bellamente llamado Mare Serenitatis. El meteorito impactó hace unos 108 millones de años, lo que es bastante reciente para los estándares lunares. La Tierra se encontraba entonces bajo el cálido periodo Cretácico, que llegó a un abrupto final 42 millones de años más tarde debido a un meteorito mucho más grande, que mató a los dinosaurios. Pero casi todas las huellas de aquel impacto han desaparecido en el molino de la tectónica de placas y en el tumulto de la vida, porque la Tierra es un planeta muy dinámico.
En la austera superficie lunar, en cambio, todas las cicatrices quedan eternamente grabadas por falta de erosión y dinámica interna (que habría cesado hace más de mil millones de años). La Luna misma se creó hace más de 4.000 millones de años por un impacto mucho mayor entre la Tierra y el planeta enano Theia.
El cráter Tycho debe su nombre al noble astrónomo Tycho Brahe de Dinamarca (1546-1601), que realizó importantes observaciones astronómicas justo antes de la invención del telescopio. El mundo estaba entonces en plena crisis de identidad: ¿tenía razón Copérnico y la Tierra no era el centro del universo? En 1572, Tycho fue testigo de una explosión celeste o nova, hoy conocida como la supernova de Tycho. Esto le llevó a rechazar el dogma aristotélico del mundo inmutable; el universo no está quieto, se mueve y cambia, y nosotros formamos parte de ese mundo en movimiento. Sus ideas progresistas le hicieron caer en desgracia ante la Iglesia y el rey de Dinamarca, y abandonó el país. En Praga, fue nombrado astrónomo oficial imperial.
Las supernovas son objetos especialmente fascinantes y activos, como señaló Tycho hace medio milenio. En 2019, Johan fotografió los restos de otra supernova, concretamente la nebulosa del Cangrejo (Messier 1), cuya explosión se observó en la Edad Media, el 4 de julio de 1054, casualmente o no el año del Cisma de Oriente.
Tycho ya había oído hablar del empobrecido, pero brillante, Johannes Kepler, de 25 años, a quien invitó a Praga. Los titanes discutieron y trabajaron juntos durante un año, hasta que Tycho murió inesperadamente (en 1601) y Kepler ocupó su lugar. Este último, ahora el más conocido, desarrolló las Leyes de Kepler, que describen los movimientos planetarios matemáticamente (pero no físicamente, cosa que hizo Newton en 1687).
En su honor, la NASA bautizó con su nombre una sonda espacial, el telescopio Kepler (2009), que observó miles de exoplanetas, algunos de los cuales potencialmente habitables.
Superluna de sangre de lobo
Gracias a sus movimientos y fases, y al juego de luces y sombras, la Luna es una interesante y caprichosa roca cósmica que ha fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales.
En enero de 2019, por ejemplo, Johan fotografió una hermosa luna de sangre. Algunos periódicos hablaron de una "Superluna de sangre de lobo" porque coincidieron tres eventos: una superluna (luna en el perigeo, más cerca de la Tierra y, por tanto, más grande), una luna de lobo (primera luna llena del año entre los nativos americanos) y una luna de sangre (luna en el cono de sombra de la Tierra, tiñéndola de rojo, el verdadero eclipse lunar).
Gran conjunción, Vía Láctea y cúmulo globular
Pasado nuestro sistema Luna-Tierra, Johan apuntó el telescopio hacia Júpiter y Saturno, que podrían verse muy juntos en la gran conjunción de Navidad de 2021, incluyendo las lunas de ambos gigantes gaseosos, donde puede haberse originado la vida bajo gruesas capas de hielo (la misión Juice va a averiguarlo). Utilicé la metáfora de la gran conjunción de Júpiter y Saturno para las circunstancias que llevaron a mi encuentro con Jane Goodall.
La Vía Láctea es más fácil de captar en una zona poco poblada que en la sobreexpuesta Flandes, razón por la que Johan viaja a veces a Francia. La imagen de 2022 muestra un trozo de "nuestra" galaxia.
De vuelta en Bélgica, Johan enfoca el telescopio hacia objetos individuales del universo. Un cúmulo globular es siempre un espectáculo, como el cúmulo de Hércules (ver imagen inferior) con unas cien mil estrellas; también conocido como M13 (objeto Messier 13) o Gran Racimo. Las estrellas de un cúmulo de este tipo están fuertemente ancladas unas a otras por la gravedad, y se encuentran mucho más cerca unas de otras que el Sol y las estrellas vecinas, lo que a veces provoca interacciones impactantes, y en las que se pueden observar muchos tipos de estrellas inusuales.
Una medalla de oro, las Pléyades y galaxias lejanas
La M de M13 se refiere a los objetos Messier, llamados así por el astrónomo francés Charles Messier (1730-1817), que catalogó un centenar de nebulosas y cúmulos estelares cuando en realidad buscaba cometas. Pero los propios cúmulos estelares fueron descritos como tales por primera vez por William Herschel (1738-1822), un músico alemán que se trasladó a Inglaterra y comenzó a estudiar matemáticas y astronomía. Él solo construyó uno de los telescopios más potentes y grandes de su época. Su hermana Caroline Herschel, entonces menos conocida siendo una mujer, le ayudó en todos sus caprichos y se desarrolló a su lado como una astrónoma hecha y derecha. Ella también descubrió varios cometas y en 1828, a una edad avanzada, recibió la Medalla de Oro de la Real Sociedad Astronómica. Tuvieron que pasar otros 168 años (hasta 1996) para que este honor volviera a recaer en una mujer (Vera Rubin).
Otro rápido barrido por la Vía Láctea: la fotogénica nebulosa rojiza Cabeza de Caballo aparece en la constelación de Orión. La estrella más brillante cerca de la Cabeza de Caballo es la estrella doble Alnitak, una de las tres estrellas del Cinturón de Orión. Las Pléyades o las Siete Hermanas, en Tauro, también ofrecen magníficas imágenes. Las Pléyades son conocidas desde la antigüedad y las civilizaciones antiguas les otorgaron un lugar en sus mitos y leyendas.
Las siguientes imágenes muestran algunas galaxias, con Johan mirando más allá de la Vía Láctea. En la Nebulosa del Remolino (M51), vemos cómo interactúan dos galaxias. La Galaxia de Bode (M81) es una galaxia brillante con un agujero negro supermasivo en su centro. La famosa nebulosa de Andrómeda (M31) es una galaxia vecina, y es el objeto más lejano que puede observarse a simple vista.
Otra pequeña anécdota sobre ciencia ciudadana y astronomía amateur. Un enjambre de meteoritos muy conocido son las Leónidas (en Leo), que crean lluvias de fuego muy intensas cada 33 años en noviembre. Hace casi doscientos años, dieron lugar al primer llamamiento a la ciencia ciudadana: el 13 de noviembre de 1833, se pudieron ver hasta diez mil estrellas fugaces por minuto en el momento cumbre. El matemático de Yale Denison Olmsted quedó tan impresionado que hizo un llamamiento en el periódico, pidiendo a los ciudadanos de a pie que describieran la lluvia de estrellas con la mayor precisión posible. Basándose en todos los datos que le llegaron, Olmsted pudo demostrar que los meteoritos tenían un origen cósmico y no eran un fenómeno meteorológico, como aún se creía en aquella época y como sugiere la palabra meteorito.
Aún hoy, cualquier ciudadano puede participar en diversos proyectos astronómicos, dirigidos desde sociedades astronómicas como Urania en Bélgica, de la que Johan es miembro, y muchas otras en el mundo. Hasta aquí este fugaz vistazo a su archivo. Johan está instalando un pequeño observatorio en su jardín, quién sabe qué próximas fotos tomará.
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Si has llegado hasta aquí, seguro que también te gustará el artículo sobre exoplanetas, sobre cuántos planetas existen fuera del sistema solar, y cómo se busca agua y vida en ellos, y qué significa "habitable". El origen de la Luna fue uno de mis primeros artículos. Parece sorprendente, pero todavía no se sabe cómo exactamente surgió la Luna. Sin embargo, los investigadores están de acuerdo en las líneas generales. El fósforo en el origen de la vida: ¿llegó por los rayos o por los meteoritos? Eso también da que pensar sobre cómo surgió la vida y qué ingredientes espaciales eran o no esenciales.
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Conversaciones con Johan, y completando con Wikipedia (hechos generales sobre Tycho Brahe, Kepler, cuerpos celestes, ... ).
Maria Popova, 2020, Figuring. Cannongate Books. (Life histories and interactions of historical scholars, especially lesser-known female studiosi).
Maria Popova, 2021, The Marginalian, Citizen Science, the Cosmos, and the Meaning of Life: How the Comet That Might One Day Destroy Us Gives Us the Most Transcendent Celestial Spectacle.
Maria Popova, 2019, The Marginalian, The First Surviving Photograph of the Moon: John Adams Whipple and How the Birth of Astrophotography Married Immortality and Impermanence.
unas palabras clave: astronomia de aficionados, astronomia amateur, crater tycho, luna lobo, superluna, johan bonne, supernova del cangrejo, luna de sangre, fotografia espacial, astrofotografia, ciencia ciudadana
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Kathelijne: Como amante de la naturaleza y científica de la Tierra, me intriga cómo interactúan la vida, el aire, el suelo, las rocas, el océano y las sociedades en escalas de tiempo geológicas y humanas.
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