El mar Mediterráneo se evaporó durante la crisis salina del Messiniense
Hace seis millones de años, casi toda el agua del mar Mediterráneo se evaporó al quedar aislado del océano. En un abrir y cerrar de ojos, geológicamente hablando, el nivel del mar descendió hasta que sólo quedaron algunas lagunas salinas en las profundidades abrasadoras. Esto provocó una de las peores crisis ecológicas de la historia. Luego, se abrieron grandes compuertas naturales en el Estrecho de Gibraltar, y a través de una mega-inundación, la cuenca volvió a llenarse de agua de mar. Pero todo esto ocurrió mucho antes de que los humanos modernos estuvieran allí para presenciarlo. En este artículo explicamos por qué el Mar Mediterráneo, en realidad un océano moribundo, se secó tan repentinamente.
Autora: Kathelijne Bonne. Edición española: Silvia Zuleta Romano.
¿Un paraíso eterno?
Es fácil, con una copa de vino en la mano y contemplando el hermoso y resplandeciente Mediterráneo, pensar que quizás toda esta riqueza fue creada por los dioses. Las casas blancas cubiertas de buganvillas salpican el paisaje. Aquí y allá hay una vieja ánfora. Los fichi d'india se aferran a las rocas. A lo largo de estas costas, el disfrute se elevó a arte desde la Antigüedad. Pero, ¿fue siempre el Mediterráneo tan rico, encantador y generoso? ¿Ha sido el paraíso en la tierra? No, en la naturaleza todo es pasajero. Los griegos lo sabían. Panta rhei. Todo fluye. Este paraíso fue una vez el Hades.
Gruesas capas de sal
El acontecimiento en el que el mar se secó se conoce como crisis salina del Messiniense. Fue, en todo sentido, un momento bajo en la historia geológica del Mediterráneo. El nombre refiere a la edad en la que se produjo, el Messiniense (o Messiniano), en honor a la ciudad de Messina en Sicilia, donde se describieron por primera vez las capas de sal de esa edad. El descubrimiento de depósitos masivos de halita (sal de roca/sal de cocina), yeso y cal (también sales) a lo largo de las costas mediterráneas (como en la Cuenca de Sorbas en Almería, España), llevó a los científicos en la década de 1950 a sospechar que había habido una fase de intensa evaporación (la sal disuelta en el agua se precipita cuando la concentración de sal aumenta, lo que ocurre cuando el agua se evapora). Las capas salinas resultantes se denominan evaporitas. El ambicioso Deep Sea Drilling Project, en la década de 1960, ha confirmado que las evaporitas continúan por debajo del lecho marino y tienen más de tres kilómetros de espesor en algunos lugares. Esto hizo que los investigadores plantearan la hipótesis de que todo el Mar Mediterráneo se había secado. Desde entonces, la crisis de salinidad del Messiniense se ha estudiado ampliamente y diferentes escenarios y muchos detalles sin resolver siguen creando acalorados debates entre investigadores hoy en día.
El cañón del Nilo
En tierra, los científicos también descubrieron que muchos ríos habían excavado gargantas inexplicablemente profundas, muy por debajo del nivel medio del mar. Grandes cañones (luego rellenados de sedimentos) cortaron antaño el paisaje, canalizando grandes ríos que desembocaban en profundas depresiones, como se demostró en el caso de los ríos Ródano, Po y Nilo. El valle del Nilo era un cañón de 1.000 metros de longitud que se extendía hasta Asuán, y cuando el agua del mar subía, el Nilo se convertía en una amplia ría.
El mundo del Messiniense: ¿habían humanos?
El Messiniense es la última edad de la época del Mioceno. El Mioceno duró de 23 a 5 millones de años, y el Messiniense ocupa los últimos dos millones de años. Esto es bastante reciente en relación con la historia geológica total de la Tierra. Durante el Mioceno, el clima se volvió gradualmente más fresco y seco, tornándose aún más frio durante las Edades de Hielo que vendrían después. La fauna y la flora eran bastante similares a las actuales. Los dinosaurios habían sido borrados del mapa hacía mucho, y los mamíferos habían ocupado su lugar como principales animales de gran tamaño.
Varias especies de humanos antiguos (género Homo) vagaban por el mundo messiniense, y sus antepasados acababan de separarse de los ancestros de los chimpancés (género Pan), con los que estamos más estrechamente relacionados. Los humanos habitaban entonces en el este de África, por lo que no vieron con sus propios ojos el espectacular descenso y rellenado del Mediterráneo (aunque pudieron sentir las consecuencias climáticas y ecológicas).
Durante el Mioceno, la placa tectónica africana se desplazó hacia el continente euroasiático. Pero todavía había un gran mar, el Tethys, entre ambos continentes. El mar de Tethys estaba conectado a los océanos Atlántico e Índico, y fue el precursor del Mediterráneo. Pero a medida que África se acercó, esas conexiones marinas se estrecharon. La colisión entre África y Eurasia era inminente.
- Leer también nuestro artículo sobre el océano Tethys: un mar desaparecido cuyos restos yacen en la montaña.
Aislados del océano global
Los continentes colisionaron hace 15 millones de años. Primero se formó un puente de tierra en el este (la Península Arábiga, conectada con Asia), cortando la conexión con el Océano Índico. Al oeste, África chocó con Iberia y se levantaron montañas. La Cordillera Bética, en el sur de España, y las montañas del Rif, en Marruecos, estaban conectadas entre sí formando un gran arco montañoso (ver número 12 en el imagen aquí debajo). El Estrecho de Gibraltar se encuentra ahora entre estas montañas, pero entonces no existía. Había conexiones marinas con el Atlántico, a través del interior de España y de Marruecos. Pero debido a la acción de la tectónica de placas estos dos corredores se cerraron. Para 5,97 millones de años, el Mediterráneo estaba completamente aislado del océano global.
La gran cuenca desecada
El agua se evaporó y dejó de ser repuesta eficazmente por el agua del océano Atlántico. El nivel del mar descendió y la salinidad aumentó. Se depositaron gruesas capas de sal en las laderas expuestas, y más tarde también en las partes más profundas. Entre el 5 y el 6% de toda la sal marina del mundo se almacena en esas capas. En el momento álgido de la crisis, el nivel del agua era tan bajo, (entre 1500 y 3000 metros bajo el nivel medio), que este se había reducido a unas pocas lagunas grandes e hipersalinas. Las temperaturas de verano podrían haber alcanzado los 80° Celsius en el fondo de la cuenca. Sólo sobrevivieron las bacterias extremófilas.
Pero probablemente no era terriblemente caluroso e inhóspito en todo momento, el clima variaba de una región a otra y fluctuaba con el paso del tiempo. Se alternaron episodios más y menos cálidos. Las rocas muestran una sucesión de capas muy salinas a otras menos salinas. A veces entraba algo de agua, a través de las redes fluviales circundantes, una apertura superficial al océano o la lluvia.
En algún momento, el agua se volvió repentinamente mucho menos salina, pasó de salobre a dulce, debido a la lluvia y a la afluencia de ríos o quizá a una conexión con el Para-Tethys, la enorme cuenca hidrográfica de la región del Mar Negro (digna de otro artículo). Esta última fase de agua salobre a dulce se llama Lago-Mare. Ahora podían sobrevivir varios animales de agua (dulce), como los moluscos y los peces.
Efectos a nivel mundial: La circulación termohalina
Ya sabemos que cuando hablamos de geología, un cambio en una parte del planeta puede tener consecuencias inesperadas en otras regiones. En este caso, no ha sido la excepción. Al quedar tanta sal depositada, que ya no circulaba por el océano mundial, la concentración global de sal disminuyó. Eso afectó a su vez a la circulación termohalina, que es el gran sistema de corrientes oceánicas que redistribuyen las masas de agua del planeta, que van subiendo y bajando y se mueven lateralmente debido a las diferencias de temperatura y salinidad. Esta enorme cinta transportadora mantiene el clima de la Tierra templado y cualquier perturbación en este sistema puede tener profundas repercusiones climáticas (eso pasa hoy en día por el deshielo de los casquetes polares).
Otra consecuencia de la disminución de la salinidad de los océanos es que se congela a mayor temperatura (es decir, se congela más rápido). Por tanto, es posible que la crisis del Messiniense haya acelerado el arranque de la Edad de Hielo.
Y como toda el agua del Mediterráneo se había evaporado, llovió más en otros lugares. El nivel de los océanos subió 10 metros y las zonas costeras se inundaron.
Los hipopótamos exploran nuevas tierras
Todo este proceso afectó también a los animales. En el Mediterráneo el agua hipersalina y la sequía en las tierras expuestas mataron a muchos animales, plantas y microorganismos. Pero para algunos animales terrestres de la zona, esto fue una oportunidad para explorar nuevos territorios. Descendieron a la cuenca y salieron por el otro lado. Se produjo una diversificación e intercambio faunístico entre especies euroasiáticas y africanas que antes estaban separadas por el mar. Hipopótamos, antílopes, camellos, roedores y otros, emigraron en distintas direcciones por el lecho marino seco. Algunos de ellos colonizaron las islas (Creta, Malta, etc.) que entonces se alzaban como montañas desde las profundidades. Cuando el nivel del mar subió más tarde, algunas poblaciones quedaron atrapadas en estas islas, donde iniciaron su propia evolución (aunque muchas se extinguieron posteriormente).
La Inundación zancliense: el fin de la crisis
Todos los acontecimientos extremos acabaron por llegar a su fin. Los ríos caudalosos causaron erosión de los bordes de la cuenca, provocando su retroceso en muchos lugares (mediante el proceso denominado erosión remontante). Cerca de Gibraltar, la erosión fluvial hizo que la escarpa retrocediera hacia el oeste, hasta que, en un momento dado, el océano Atlántico fluyó sobre el borde. El agua se desbordó, gradualmente al principio, pero pronto las enormes masas de agua excavaron un canal profundo, formando gigantescos y estruendosos rápidos. El gran relleno - denominado Diluvio Zancliense - había comenzado. Puso fin a la crisis de salinidad que duró 600.000 años. También marcó el final de la Edad Mesiniana y el comienzo de la Edad Zancliense (por Zancle, nombre griego de la ciudad de Mesina). El Zancliense también resulta ser la primera edad del Plioceno).
El caudal de las grandes cataratas del Estrecho de Gibraltar pudo ser mil veces mayor que el del Amazonas, y el agua pudo fluir a 300 kilómetros por hora. ¡Y el nivel del mar subió hasta 10 metros por día! Primero se llenó la cuenca occidental del Mediterráneo, hasta que el agua se desbordó y fluyó hacia la cuenca oriental a través de un gran cañón. También allí el agua se desbordó en un tremendo torrente. Los depósitos sedimentarios "vertidos" de forma caótica cerca de Sicilia dan testimonio de este acontecimiento. Hay muchas estimaciones sobre la rapidez con la que el mar volvió a llenarse, recientemente se ha propuesto unos diez años.
Nadando y flotando junto a las grandes corrientes, la fauna y la flora atlánticas se arrojaron al Mediterráneo para repoblar el mar. Entre ellos habían delfines y focas. ¿Habrían tenido cosquillas en la barriga en el gran tobogán?
Las Columnas de Hércules
Las míticas columnas de Hércules se encuentran a ambos lados del estrecho de Gibraltar (con el Peñón de Gibraltar a un lado y el Monte Hacho o Jebel Musa al otro). En la Antigüedad, fue la puerta de entrada al mundo desconocido más allá del mundo clásico. ¡Las columnas aparecen incluso en la bandera española! Casualidad o no, Plinio el Viejo escribió sobre el mito (en Historia Naturalis, 77 d.C.) en el que Hércules acuchilla las montañas en ese lugar, creando el estrecho paso. ¿Pero sabrían los dioses que la madre naturaleza podía ser aún más salvaje?
El futuro del Mediterráneo
Como la colisión entre África y Eurasia continúa, es muy probable que el Estrecho de Gibraltar se cierre de nuevo, probablemente más de una vez. Es inquietante ver en un mapa lo angosto que es realmente ese estrecho. Cuando se cierre, el mar se evaporará a menos que haya otro suministro de agua. Y algún día el cierre será definitivo, en un futuro muy lejano, dentro de unos millones de años. Entonces se levantará una gran cordillera donde ahora está el Mediterráneo, y las criaturas marinas que hoy viven, y las grandes construcciones de la civilización, quedarán comprimidas en una capa de fósiles.
Si esta imagen del futuro te deja perplejo, considera que nuevos mares y playas - y mundos y posibilidades - surgirán en otras partes del mundo debido a la tectónica de placas. Si la humanidad decide seguir existiendo y deleitarse, las futuras civilizaciones podrán volver a florecer en otros hermosos lugares de la Tierra.
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Leer más sobre mar y sal en estos artículos de GondwanaTalks:
- El Océano Tetis: un mar desaparecido cuyos restos yacen en la montaña.
- La salinización del suelo: un riesgo para la seguridad alimentaria.
- El litio: geología asombrosa, explotación perturbadora.
O sobre tectónica de placas:
Artículo escrito por Kathelijne Bonne, geóloga y científica del suelo. Escribo también en Good Climate News.
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Fuentes
Krijgsman et al., 2018, The Gibraltar Corridor: Watergate of the Messinian Salinity Crisis, Marine Geology, 403, 238-246.
Roveri, M., et al., 2014, The Messinian Salinity Crisis: Past and future of a great challenge for marine sciences, Marine Geology, https://dx.doi.org/10.1016/j.margeo.2014.02.002
Mascle G & Mascle J, 2019, The Messinian salinity legacy: 50 years later, Mediterranean Geoscience Reviews, https://doi.org/10.1007/s42990-019-0002-5
Garcia-Castellanos et al., 2020, The Zanclean megaflood of the Mediterranean - Searching for independent evidence, Earth-Science Reviews, Vol 201, February 2020, 103061
G. Carnevale, W. Landini and G. Sarti, 2006, Mare versus Lago-mare: marine fishes and the Mediterranean environment at the end of the Messinian Salinity Crisis, Journal of the Geological Society, 163, 75-80.
Jordi Agustí and Mauricio Antón, 2002, Mammoths, Sabertooths, and Hominids: 65 Million Years of Mammalian Evolution in Europe, Columbia University Press, 328 pp, ISBN 0-231-11640-3.
Imágenes
Foto en título y primera foto: Cabo de Gata, España, por Kathelijne Bonne.
Mapa Miócene de Wikipedia: https://en.wikipedia.org/wiki/Miocene#/media/File:Late_Miocene_Europe.jpg