Fuerteventura: suelo, erosión, colores y flora
Las tierras yermas revelan una amplia gama de colores, los de la tierra oxidada. No hay vegetación que oculte el suelo y las capas geológicas subyacentes. Tal es el caso de Fuerteventura, la más antigua de las Islas Canarias y la más cercana a África, a sólo 94 km de distancia. Los suelos secos de Fuerteventura, a pesar de su fragilidad inherente, son valiosos e inspiradores en su escarpado esplendor. Dan una oportunidad de vida a plantas y organismos xerófilos, y no menos importantes, a las cabras. Antaño, la población indígena, los majoreros, vivían de la tierra y del pastoreo de cabras, pero debido a la intensa erosión, la agricultura de subsistencia ya casi no es posible. Hoy es un paisaje marciano en el que podemos apreciar cómo los primeros procesos de formación del suelo transformaron la roca desnuda.
Texto y fotos: Kathelijne Bonne. Edición española: Silvia Zuleta Romano.
Los paisajes de Fuerteventura intrigan por sus colores. El marrón oxidado y el ocre se mezclan con el beige arenoso, el rosa y el morado, y desaparecen en el horizonte en una bruma azul. Los escombros volcánicos de color gris ceniza de las onduladas laderas se interrumpen bruscamente por el basalto negro y quebrado de las coladas de lava más recientes que llenan los valles. Pero solo las rocas y los guijarros de la playa son negros. Debido a la ausencia de materia orgánica del suelo (humus), no existen en absoluto suelos naturales oscuros o negros.
El clima árido de Fuerteventura, y también de isla más cercana Lanzarote, se debe tanto a su situación geográfica en las latitudes desérticas como a su escaso relieve. A diferencia de Tenerife y las Islas Canarias occidentales, aquí los vientos alisios no chocan con una pared de relieve escarpado, y no enfrían lo suficiente como para condensarse en lluvia. En Tenerife por ejemplo sí lo hace, y las precipitaciones alimentan densos bosques de laurisilva que crecen sobre suelos negros y profundos.

Suelo: no renovable
He escrito varias veces sobre el suelo, esa capa exterior y viva de la superficie terrestre – o de forma más práctica y menos poética, la parte cultivable de la corteza terrestre (la visión antropocéntrica) que consiste en tierra suelta y en la que pueden crecer las plantas. El suelo es prácticamente invisible, omnipresente y discreto, un bien común aparentemente inagotable y oculto bajo tierra. Pero eso no es cierto, porque el suelo es un recurso no renovable pero indispensable que queda a la merced de la erosión.

Ese fue el eje de mi mensaje en la charla que impartí en Torrelodones (Madrid) el 1 de marzo de este año, organizada por la Asociación TorreVerde, el movimiento creado en respuesta a los proyectos de construcción depredadores y al hormigonado de la naturaleza. La diversidad de los suelos es inmensa, espero haber transmitido a los asistentes. La riqueza de los suelos va desde los rocosos «Regosoles» (*) de las montañas del centro de España y de Fuerteventura, hasta los negros «Chernozems» de Ucrania, pasando por el amplio repertorio de suelos de Cataluña (leer también en catalán) y los suelos pantanosos de Doñana. Y esto es sólo una pequeña parte del mosaico mundial de suelos. Fuerteventura ofreció una nueva visión de los suelos sobre suelos volcánicos corchosos.
(*) Regosoles: suelos jóvenes con poco desarrollo del perfil (uno de los 32 tipos de suelo de la WRB (el sistema de clasificación de suelos utilizado en todo el mundo, véase el artículo sobre Cataluña).
Un Paisaje meteorizado y paradójica
El paisaje ondulante de Fuerteventura, mucho más suave y expansivo que el de la montañosa Tenerife, y menos negro y accidentado que el de Lanzarote, muestra claramente que Fuerteventura es geológicamente antigua – aunque los suelos, esa capa superior, sean jóvenes (más adelante en el texto comentaré algo más sobre esta aparente paradoja). Incluso el nombre romano de la isla, Planaria –tierra llana–, revela algo de su avanzado grado de meteorización.
Para mí y la gente de mi tierra (flamencos y holandeses), Fuerteventura es, desde luego, cualquier cosa menos llana, pero lo es en comparación con las demás islas Canarias, de las cuales La Palma, con el volcán Cumbre Vieja, de reciente erupción, es la más joven, y Tenerife, con el Teide, la más alta (3.715 m).

Millones de años de erosión y meteorización han redondeado las afiladas aristas de la morfología volcánica, como una lima geológica que trabaja sin descanso. La lava solidificada se ha desmenuzado hasta convertirse en sedimentos sueltos, un proceso continuo. El clima y el viento han movilizado y redistribuido estos escombros, arena y grava en grandes abanicos aluviales que se expanden en la base de macizos que, a su vez, también están compuestos de roca magmática. Amplios cauces fluviales y cañones profundamente encajados, secos hasta los huesos en la época en que visité Fuerteventura, sugieren que grandes volúmenes de agua fluyeron antaño hacia el mar. Entonces era más verde.
Ahora la poca agua de lluvia (de 80 a 200 mm al año) drena hacia el océano. Una pequeña parte de las precipitaciones infiltra en la roca volcánica porosa y en sedimentos. Como el agua de lluvia es ligeramente ácida, debido a la presencia de dióxido de carbono, corroe la roca en un primer paso hacia la formación del suelo. La humedad se almacena en el suelo, formando pequeños depósitos de los que se nutren las plantas resistentes a la sequía (xerófitas). Pero una densa cubierta vegetal que atrape el agua de escorrentía como una esponja, (ya) no existe.

Flora de Fuerteventura: aulaga y dragos
Una mirada más atenta y un buen ojo para los pequeños detalles revelan que este páramo yermo está lleno de vida. Los microorganismos son omnipresentes, envuelven todo el planeta, pero también hay signos visibles de vida, como caracoles, flores diminutas, cactus y suculentas. Las laderas pardas están moteadas de arbustos ásperos y con espinas, que uno piensa ver en las estepas. Aquí prospera la aulaga (Launaea arborescens).
La aulaga es tan característica de Fuerteventura que Miguel de Unamuno (1864-1936) le dedicó varios sonetos durante su destierro acá.
«La aulaga es una expresión entrañada y entrañable; la aulaga dice, frente al cielo y a ras de la tierra, ceñidas de mar, la sed de vida, la sed de inmortalidad de las entrañas volcánicas de la Tierra.»
De debajo de arbustos y piedras sueltas brotan aquí y allá pequeños dragos o árboles de sangre de dragón, que se benefician de la humedad que se acumula a la sombra. Con sus troncos de aspecto primitivo y sus ramas geométricas, los dragos no son árboles 'de verdad' (es posible entrar en una discusión sobre lo que es realmente un árbol) – no tienen anillos anuales –, sino plantas del género Dracaena endémicas de las Islas Canarias y el resto de la Macaronesia (las otras islas al oeste del sur de Europa y el norte de África: Azores, Madeira, Cabo Verde).
Curiosamente, también se encuentran dragos en la isla de Socotra, en el océano Índico. Esta particular distribución botánica se conoce como una flora periférica (en este caso en inglés: Rand Flora), un vestigio de un hábitat mucho más extenso en el pasado. De hecho, los dragos tienen una historia fascinante que se remonta al Oligoceno. Son fósiles vivientes, por así decirlo.

Erosión del suelo en Fuerteventura
Mucho antes del auge de los humanos, durante el periodo Terciario, Fuerteventura era verde y boscosa, pero en sincronía con las fases de sequía en el Sáhara, especialmente desde los últimos 10.000 años, esta isla también se secó. Cuando los pueblos prehispánicos pusieron pie allí, la sequía no era infrecuente y hubo épocas de escasez, a menudo también debido al sobrepastoreo de las cabras que trajeron. Aunque todavía se cultivaba mucho cereal, la tendencia a la desertización se intensificó a partir de la Conquista española (1402) y durante todo el siglo XIX, debido sobre todo al aumento de la necesidad de leña.
Inicialmente, la cubierta vegetal era más frondosa, con suculentas, cactus, tabaibales y cardonales, tamarindos y palmerales a lo largo de los ríos y acebuchales en las cumbres. También estaban muy extendidos el brezo, el laurel, el lentisco y el peralillo. Se dice que una especie de liquen, la Roccella tinctoria, llamó la atención por su pigmento púrpura, antaño muy demandado.
La combinación de unas cuantas sequías prolongadas, la tala de árboles y el pastoreo excesivo por rebaños de cabras sobredimensionados provocó la erosión irreversible del suelo y su empobrecimiento. En algún momento, la agricultura y la autosuficiencia dejaron de ser posibles. Fuerteventura se había convertido en un desierto, como vemos hoy. Los antiguos molinos de viento diseminados en el paisaje siguen siendo testimonio de la antigua industria cerealista.

Hoy en día, el queso de cabra con denominación de origen protegida, el queso majorero, es el más importante y, de hecho, el único producto local. Aunque las cabras son animales indestructibles y se las arreglan con pastos duros y plantas secas, una buena gestión del pastoreo y la importación de piensos son cruciales para frenar una mayor erosión. Varias granjas experimentales en el interior sugieren que se están haciendo esfuerzos para proteger y restaurar partes dl terreno.
Esta historia de erosión recuerda a la de Islandia, también un país volcánico intensamente erosionado, pero más frío y lluvioso. Y cuanto más baldío y con menos vegetación, más vulnerable se vuelve el suelo a la erosión, tanto por el viento como por la lluvia, un círculo vicioso difícil de romper ya que el suelo no es renovable en las escalas de tiempo humanas.

Un apunte sobre la paradoja de los suelos jóvenes en una tierra vieja: la erosión a gran escala sobre el paisaje saca a la superficie rocas "frescas" más profundas. Los procesos de formación del suelo empiezan entonces desde cero; se activan una y otra vez como si se pulsara un botón de reinicio. Por eso los suelos de Fuerteventura son jóvenes, aunque la roca sobre la que se asientan sea antigua (Fuerteventura se elevó sobre el mar hace 20 millones de años).
El suelo de Fuerteventura
A pesar de su aspecto desértico y su aparente monotonía, Fuerteventura cuenta con un modesto repertorio de tipos de suelo creados por la acción del aire, las precipitaciones, la humedad, los microorganismos y las raíces de las plantas sobre roca volcánica rica en minerales.

En Fuerteventura encontramos los siguientes tipos de suelo, utilizando la nomenclatura de la WRB (ver artículo sobre Cataluña): Arenosoles, Cambisoles, Regosoles, Leptosoles, Calcisoles y Solonchaks.
Los Arenosoles son los suelos arenosos de las dunas costeras, incluidas las cercanas a Corralejo. Los Cambisoles están muy extendidos en Fuerteventura, son suelos jóvenes con un desarrollo incipiente del perfil, probablemente los "mejores" suelos de la isla. Menos desarrollados y menos profundos que los Cambisoles son los Regosoles, que no muestran un desarrollo claro del perfil; y los Leptosoles aún menos, que son los suelos muy finos sobre rocas y crestas o donde los procesos de formación del suelo aún no son visibles. Los Calcisoles contienen calcio, a menudo en capas y costras duras (caliche, ver foto abajo) que precipitan del calcio del subsuelo volcánico, de depósitos marinos y a veces del polvo sahariano. Hay conchas de caracol esparcidas por el suelo, otra señal de que es calcáreo. Los Solonchaks son suelos con exceso de sal (sodio). La sal procede del mar, pero la extracción de aguas subterráneas, el uso de fertilizantes, el riego con agua salada y otras actividades humanas son los principales responsables de la salinización, una forma grave de degradación del suelo.
Sin embargo, debido al clima seco, en Fuerteventura no hay Andosoles (suelos oscuros de ceniza volcánica). Los Andosoles son el tipo de suelo volcánico más conocido, surgen de la ceniza volcánica, pero en un clima más húmedo. Son omnipresentes en Japón e Islandia. En Fuerteventura, la última erupción volcánica se remonta a hace miles de años (Malpaís de la Arena), por lo que la ceniza hace tiempo que ha sido meteorizada y arrastrada.
Aunque antigua, la roca volcánica es rica en minerales y confiere a los suelos de Fuerteventura un cierto potencial de recuperación hacia paisajes más estables y con más vegetación. La idea es liberar este potencial. Los Cambisoles, Regosoles y Calcisoles en particular, bajo una gestión adecuada, pueden ser un caldo de cultivo para regeneración sostenible de la vegetación.

Es interesante preguntarse qué tipo de suelos poseía Fuerteventura antes de su degradación a gran escala, antes de que la paleta de Fuerteventura se volviera ocre, marrón y morada. ¿Hubo Phaeozems y Kastanozems donde se cultivaba grano? ¿Hubo Andosoles? ¿Están ahora todos en el océano? ¿Se han convertido en comida para la vida marina? La respuesta es sí, grandes trozos de Fuerteventura yacen en el océano. Eso podría ser algo para tratar en un artículo sobre la geología de esta inolvidable roca en el mar.
Más de Unamuno sobre Fuerteventura (en De Fuerteventura a París, 1925, p 39):
Ruina de volcãn esta montaña
por la sed descarnada y tan desnuda
que la desolación contempla muda
de esta isla sufrida y ermitaña
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Lee también sobre la Cumbre Vieja, que entró en erupción en 2021 y volvió a concienciarnos de los otros peligros de La Palma: el riesgo de tsunami. O profundiza en otros volcanes de Europa, sobre el Etna, el Monte Santa Helena y el supervolcán Campi Flegrei. O sobre la erosión del suelo en España, los suelos de Cataluña y los fértiles Chernozems y cómo soportan la guerra. La erosión del suelo también agrava la magnitud de las inundaciones, lee más sobre los vínculos entre la corriente en chorro, el clima, la deforestación y los suelos de España y Valencia.

Kathelijne: Como amante de la naturaleza y científica de la Tierra, me intriga cómo interactúan la vida, el aire, el suelo, las rocas, el océano y las sociedades en escalas de tiempo geológicas y humanas.
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Fuentes
WRB Soil map of the world, various sources and Soil Grids: https://soilgrids.org/
Gallardo, J.F. (2016). The Soils of Spain. The Soils of Spain.
Juan Miguel Torres Cabrera, La degradación del suelo como parte del proceso de desertificación de la isla de Fuerteventura, on Fuerteventura en imágenes website:
https://fuerteventuraenimagenes.com/la-degradacion-del-suelo-fuerteventura/
Delgado, Rincones del Atlántico website: Fuerteventura la drástica transformación de un paisaje vegetal desconocido, https://www.rinconesdelatlantico.com/num2/fuerteventura2.html
Troll, V.R., & Carracedo, J.C. (2016). The Geology of Fuerteventura.
Fuerteventura Geology on Visitafuerteventura website:
https://www.visitafuerteventura.com/English/Fuerteventura%20Island/fuerteventura_geology.htm
The last eruptions of Fuerteventura on Fuerteventuraactive website:
https://fuerteventuractiva.es/en/the-last-eruptions-of-fuerteventura/
La Cilla Museo del Grano: https://www.lacilladelaoliva.org/
Huerta, Pedro et al. "The role of climate and aeolian dust input in calcrete formation in volcanic islands (Lanzarote and Fuerteventura, Spain)." Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology 417 (2015): 66-79.
Malpaís de la Arena en Fuerteventura: In viaggio alle Canarie website:
https://inviaggioallecanarie.it/en/malpais-de-la-arena-a-fuerteventura/
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