Gondwana, la Tierra bola de nieve y la explosión cámbrica
En la época en la que la vida marina alcanzó una biodiversidad sin precedentes, todos los continentes meridionales se habían fusionado en una enorme masa de tierra, un supercontinente llamado Gondwana. No surgió de la mitología como la Atlántida y otras misteriosas tierras desaparecidas. Pero sus otrora grandes montañas, los feroces cambios climáticos que la azotaron, los hielos terrestres, los bosques pantanosos y los desiertos que lo envolvieron, y por fin, la vida a la que proporcionó un hogar, hacen de Gondwana realmente un lugar de proporciones míticas.
Texto: Kathelijne Bonne, edición española: Silvia Zuleta Romano.
Gondwana se situaba en el Polo Sur,
una Terra Australis geológica. Abarcaba África, Sudamérica, Australia, la
Antártida, la India, Madagascar y muchos fragmentos de continentes más
pequeños, como Adria, Turquía, Iberia, Arabia, Irán, trozos de China e Indochina,
y otros más míticos como Avalonia, Armórica, los territorios hunos, Cimeria y
otros.
Gondwana como supercontinente se formó hace unos 650 millones de años (650 Ma), al final del Neoproterozoico, cuando en el mar sólo había vida unicelular. Y comenzó a desintegrarse cuando la vida ya se había transformado de diminuta a gigantesca, es decir, durante el Jurásico (180 Ma), la época de los dinosaurios.
Gondwana se formó cuando continentes
más antiguos, los "cratones", se fusionaron durante varias fases de
formación de montañas, denominadas colectivamente la Orogenia Panafricana. Las
fuerzas geológicas que forjaron Gondwana aún son reconocibles en los
afloramientos rocosos y en la forma en que las rocas están deformadas. Los
amplios cinturones de pliegues que atraviesan los continentes meridionales son
los vestigios erosionados de lo que en su día fueron enormes cadenas
montañosas: las Montañas Transgondwánicas. El cinturón de Mozambique ("Mozambique Belt"), por
ejemplo, se extiende a lo largo de África oriental. Antaño debió de parecer el
Himalaya, pero hace tiempo que se erosionó. Pero estas antiguas estructuras
panafricanas no están totalmente muertas o pasivas, como nunca lo está nada en la
geología. El Rift de África Oriental, que atraviesa África como una cremallera,
se está abriendo paso en la corteza terrestre a través de las antiguas
estructuras que en su día suturaron Gondwana; o dicho de forma más sencilla, se
abren nuevas grietas donde la corteza ya estaba fracturada de antemano. Pueden
haber pasado 500 millones de años, pero el planeta lo reutiliza todo.
El mayor ciclo de todos
Gondwana no es el único supercontinente que ha existido. Antes de ella, había Rodinia, que a su vez fue precedido por Kenorland, Nuna, Ur y Vaalbara en un pasado aún más brumoso. Existe, en efecto, un ciclo de supercontinentes, que parece seguir el pulso de un corazón inmensamente antiguo que late con extrema lentitud. Puede que sea el más lento y majestuoso de todos los ciclos que hacen de nuestro planeta un lugar dinámico.
La Tierra bola de nieve
Gondwana surgió tras una glaciación terrible. Comparadas con ella, las más recientes Edades de Hielo del Pleistoceno palidecerían de miedo. Durante el Criogénico (720-635 Ma), nuestro planeta debió de parecer una bola blanca y lisa, una Tierra Bola de Nieve. Desde el espacio, Gondwana era invisible, oculto bajo un manto blanco. Fue la era glacial más fría y larga que ha soportado el planeta. Cerca del ecuador, probablemente había mar abierto sin hielo (por eso los científicos abandonan el concepto de Tierra Bola de Nieve ("Snowball Earth") y la llaman "Slushball Earth" (bola de granizado), lo que permitió que persistiera el ciclo hidrológico y que la vida microscópica tuviera más posibilidades de sobrevivir (aunque también es posible sobrevivir sin luz solar). Tras unas cuantas convulsiones gélidas más, el hielo acabó por retirarse, probablemente debido a la acumulación de gases de efecto invernadero emitidos por los volcanes, inertes como son a los desordenados y turbios acontecimientos de la superficie terrestre. Un mundo más cálido se instaló de nuevo y Criogénico dio paso al más agradable Ediacara.
Fauna Ediacara
Durante el Ediacara (635-539 Ma), el despliegue de la vida multicelular estaba en pleno apogeo. Dio lugar a las criaturas más extraordinarias jamás encontradas: la biota o fauna Ediacara. Se trata de organismos de cuerpo blando, casi de cuentos de hadas, muchos de los cuales aún no pueden ser asignados en el árbol de la vida, que de todos modos es una construcción artificial. No muestran ningún parecido o parentesco evidente con las formas de vida más familiares que vinieron después. Mientras que la vida posterior surgió probablemente de organismos relacionados, la biota de Ediacara en sentido estricto puede haber sido un experimento de vida asombroso pero condenado al fracaso. Tenemos suerte de que sus cuerpos blandos se hayan conservado. De lo contrario, habríamos perdido para siempre este maravilloso mundo.
El final del Ediacara cerró también el larguísimo Precámbrico, que ocupó el 80% de la edad de la Tierra: desde su formación hace 4.600 millones de años hasta los albores del Cámbrico.
La explosión del Cámbrico
Muchas cosas, por no decir todas, cambiaron en los albores del Eón Fanerozoico (539- 0 Ma), que es el eón en el que vivimos hoy y que comenzó con el período Cámbrico (539-485 Ma). La vida estalló en muchas formas y cambió la faz de la Tierra para siempre. Habían surgido animales sorprendentes, acorazados con exoesqueletos y partes duras, que fosilizan bien, como los trilobites, creando una enorme diversidad de especies. De repente, la vida era "visible" en las rocas, de ahí el nombre de Fanerozoico, que significa literalmente 'vida visible' en griego. Antes del siglo XX, parecía como si la vida hubiera aparecido de repente de la nada en el Cámbrico, como por una mano divina, porque aún no existían técnicas para poder ver la vida más antigua, y menos aún la vida unicelular. Darwin, entre otros, se sintió profundamente atormentado por esta "aparición repentina". ¿Seguramente debía de haber algo antes del Cámbrico, en el misterioso e insondable Pre-Cámbrico?
Este acontecimiento biológico en el que apareció una enorme diversidad de especies en un plazo de tiempo muy corto se conoce como la explosión del Cámbrico. Sigue siendo una de las transformaciones más desconcertantes de la evolución de la vida, ya que la disparidad de nuevos filos y la aparición de planes corporales de animales extremadamente diversos eran unicos en la historia de la vida. Se establecieron los fundamentos básicos del plan corporal de todos los animales modernos, incluido el muy familiar que tiene una columna vertebral, es decir, el de nuestro propio filo, las Chordata (los cordados), que incluye a todos los vertebrados.
En este nuevo mundo del Paleozoico (539-250 Ma), las formas de vida ya no tenían un aspecto delicado, sino que eran feroces y frenéticas, como las criaturas halladas en lugares de excepcional conservación conocidos como "lagerstätten". El Esquisto de Burgess (Canadá) y el Esquisto de Maotianshan (China) del Cámbrico son algunos de los lagerstätten más famosos del mundo, con bichos increíbles como Wiwaxia, Anomalocaris y Marella splendens, tal y como describe Stephen Jay Gould en su obra maestra Vida Maravillosa.
Mientras tanto, la propia forma de Gondwana cambiaba, cabalgando a cámara lenta sobre las orugas tectónicas de la Tierra, aparentemente inerte ante el enjambre, el chapoteo y la evolución de la vida en los mares circundantes. Al principio, el continente de Gondwana parecía un vasto páramo estéril, un paisaje marciano, hasta que la vida empezó a examinar las costas y finalmente abandonó el agua para aventurarse tierra adentro.
En el Silúrico, la vida se estableció firmemente en tierra. Primero sólo hongos, líquenes y organismos microscópicos abandonaron el agua, pero pronto les siguieron musgos, helechos, plantas vasculares y animales, creando un mundo verde repleto de anfibios y grandes artrópodos y susurros de hojas. Una enorme libélula, la meganeura, debió de revolotear por encima de otros bichos más tímidos que se escondían en la maleza de los densos bosques pantanosos. Debió de haber muchos zumbidos, murmullos, crujidos y gorjeos, pero todavía no había canto de pájaros. Tampoco había flores ni mamíferos. Había peces y celacantos, pero no ballenas, que eran tetrápodos que volvieron al mar eones después.
Pangea
Al final de la Era Paleozoica se
había formado el último y mayor supercontinente de todos, ya que Gondwana había
colisionado con Laurasia (América del Norte y Eurasia). Pangea estaba rodeada
por el océano global Panthalassa, con el Tethys como entrada en el lado
oriental de Pangea. Pangea alcanzó su mayor extensión durante el Pérmico. Pero
fue grande sólo en su forma, no en su dulzura. El clima se volvió abrasador,
tórrido y seco, y un entorno global casi inhabitable y hostil provocó un
colapso de la biodiversidad mundial, que se hundió a su nadir en la extinción masiva del
Pérmico-Triásico. Ni siquiera los trilobites, que habían prosperado
durante casi 300 millones de años, sobrevivieron a este choque climático y
perecieron en esta "Gran Mortandad" junto con el 90% de toda la vida.
Sin embargo, la vida que sobrevivió se multiplicó e irradió en una serie de formas nuevas, ocupando los nichos que quedaron vacíos, para crear ecosistemas capaces de albergar a los más feroces de todos los animales: los dinosaurios.
La desintegración de Gondwana
Durante la Era Mesozoica (252-66 Ma), Gondwana se desintegró. Se abrieron rifts que se convirtieron en océanos – como el actual Mar Rojo – y finalmente Gondwana se fragmentó en los continentes que ahora reconocemos en el mapa. La ruptura de Sudamérica y África es el símbolo más representativo de la fin de Gondwana, cuyas costas, ahora lejanas, siguen coincidiendo, los restos de sus cadenas montañosas, antaño conectadas, truncadas por 'nuevas' playas atlánticas.
Algunos investigadores sitúan los últimos vestigios de Gondwana incluso más tarde, en el Cenozoico (66-0 Ma). Sudamérica y la Antártida fueron los últimos "hijos de Gondwana" que se mantenían de la mano hasta el final, con un estrecho puente de tierra entre ambos. Esta última conexión se rompió cuando se formó el Pasaje de Drake, actualmente uno de los mares más bravíos del mundo. Desde entonces, la Antártida quedó aislada en el polo sur, rodeada por la fría e implacable Corriente Circumpolar Antártica, que la congeló y empujó lentamente al planeta hacia un mundo más frío, una tendencia que culminaría en las glaciaciones del Pleistoceno.
Impregnado de vida
Parece como si la vida, la tectónica de placas y el clima avanzaran independientemente unos de otros y a ritmos diferentes. Pero todos están conectados, incluso la tectónica de placas está probablemente ligeramente sesgada por la acción de la vida. La aparición de la vida multicelular durante el Ediacara, después de la Tierra Bola de Nieve, puede no ser una coincidencia (nada lo es). El frío extremo puede haber obligado a la vida a desarrollar nuevas soluciones. También se está investigando si la propia Gondwana, y la erosión masiva de sus montañas, pudo haber contribuido a la Explosión Cámbrica a través del gran aumento del suministro de sedimentos y minerales al mar. Literalmente, alimentó la vida y le dio aletas, patas, ojos y por fin, alas.
Pangea Próxima
Los geólogos ya pueden modelizar el aspecto que tendrá el próximo supercontinente, Pangea Próxima. África se desplazará más al norte y el mar Mediterráneo, que ya ha sufrido convulsiones en forma de la crisis del Mesiniense, desaparecerá. Pero no debemos preocuparnos, según algunos mapas, un nuevo Mar Mediterráneo surgirá en algún lugar dentro de Pangea Próxima.
Lo que no sabemos es si la humanidad seguirá por aquí para conocer el próximo supercontinente.
¿Será un infierno como Pangea en el Pérmico o un paraíso como Gondwana antes en el Paleozoico?
Algo me dice que los humanos, si es que aún existen, también desempeñarán un papel en ello.
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Nota sobre el descubrimiento de Gondwana: El nombre de Gondwana fue utilizado por primera vez por Eduard Suess (1831-1914), inspirado por la tierra de los Gonds en la India, véase el artículo sobre la tectónica de placas y cómo se descubrió. Tenía razones para creer que había existido un antiguo gran continente. Fue Alfred Wegener (1880-1930) quien dio forma a la teoria de la deriva continental, y tras su muerte se le dio la razón, como demostró Arthur Holmes (1890-1965) utilizando el geomagnetismo. La idea vaga y hasta entonces casi imposible de Gondwana había cristalizado en un mundo que había existido realmente, un nuevo paraíso para los geólogos.
Kathelijne: Como amante de la naturaleza y científica de la Tierra, me intriga cómo interactúan la vida, el aire, el suelo, las rocas, el océano y las sociedades en escalas de tiempo geológicas y humanas.
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Fuentes
Zhu, Maoyan and Xian‐Hua Li. "Introduction: from snowball Earth to the Cambrian explosion–evidence from China." Geological Magazine 154 (2017): 1187 - 1192.
Hoffman, Paul F. et al. "Snowball Earth climate dynamics and Cryogenian geology-geobiology." Science Advances 3 (2017): n. pag.
Zhuravlev, A.Y., Wood, R.A. The two phases of the Cambrian Explosion. Sci Rep 8, 16656 (2018). https://doi.org/10.1038/s41598-018-34962-y
Richard Fortey, 2000, Trilobite! HarperCollins, 320 p.
Richard Fortey, 2011, The Earth: An Intimate History, HarperCollins (2004, ISBN 0-00-655137-8) Folio Society edition (2011)
Richard Fortey, 1997, Life: A Natural History of the First Four Billion Years of Life on Earth, HarperCollins, 398 p.
Varios fuentes en Wikipedia.
Imágenes:
Ediacara biota: Dickinsonia Costata, by Verisimilus at English Wikipedia, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3262792
Trilobite: Walliserops trifurcatus, from Jebel Oufatene mountain near Fezzou, Morocco. By Kevin Walsh - originally posted to Flickr as Trilobite 3, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=12244016